Acabo de ver un vídeo con unas imágenes impactantes, un montaje ágil y un mensaje que me ha enganchado desde el principio. Pero cuando he oído la primera entrevista, toda esa sensación ha desaparecido de golpe y solo ha quedado frustración. Parece mentira, pero todavía el sonido sigue sin tener la importancia que merece cuando hablamos de una producción audiovisual. Y, lamentablemente, desde que el uso de las cámaras DSLR se ha extendido, esto ha ido a peor.
Para grabar un buen sonido para nuestros planos hay que elegir un micrófono adecuado, y si es de buena calidad, mejor. Además, tenemos que tener en cuenta el espacio en que nos encontramos, si es muy ruidoso, reverberante o cumple con los requisitos que necesitamos. Por otra parte, hay características técnicas que influyen de una manera decisiva para que el sonido se grabe correctamente, como la elección de una entrada en la cámara/grabador a nivel de micro o de línea, que puede causar que el sonido se grabe distorsionado, por mucho que el vúmetro nos indique un nivel correcto. Por no hablar del uso -o desuso- de los auriculares.
Pero antes de todo tenemos que saber distinguir entre lo que es un buen sonido y lo que no lo es. Un sonido con poca presencia, que no se escucha en primer plano porque el micrófono, o bien está demasiado lejos de la fuente o bien no es el adecuado, no es un sonido bien grabado. El «si se entiende lo que dice» no es suficiente, si parece que el entrevistado/a está metido en un túnel bajo tierra o a 10 metros de nosotros. Esto desmerecerá una imagen y un montaje perfectos. Y es una pena.
La tecnología nos ofrece todas las herramientas a nuestro alcance y a precios económicos para evitar esta situación. Y si además tenemos unos conocimientos básicos para elegir las herramientas más adecuadas, no será difícil que nuestros audios alcancen el mismo nivel que la imagen que hemos grabado.
Curso de captación y grabación de sonido para producciones con DSLR
Jueves 14 de marzo, de 18.00 a 21.00
Precio: 45€
En C/ Tarragona, 18. Madrid. Locales El Rompeolas
